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miércoles, 20 de julio de 2011

EL ÚLTIMO DÍA DE "MUSIENCUENTROS" EN RADIO NACIONAL DEL PERÚ. "UN CHISME".

"MUSIENCUENTROS!
Fue un 31 de Octubre, Día de la Canción Criolla y que habíamos preparado un especial homenaje a los que hicieron su historia. Habíamos grabado lo mejor de nuestras riquezas archivadas. El gran repertorio de voces con los cantores, dúos, tríos, orquestas y mucho más, era transportado con avidez desde el lejano Carabayllo a los estudios de Radio Nacional. Debíamos empezar a las 4 y nos dimos con la sorpresa de que un especial, ocupaba la hora. Recuerdo con tristeza que acudí a Humberto Sarmiento,  el animador, y me contestó que "donde manda capitán, no manda marinero".


Había nuevo jefe. Un tal Julio Soto, si mal no recuerdo su nombre y contador de la emisora, había sido electo director interino. De él dependía se me cediera la hora que me correspondía. Todo mi entusiasmo se venía abajo ante la ignorancia de mi persona. Los "franeleros" hacían lo que el nuevo jefe, sólo interino, mandaba. Era una celebración a todo brindis. Los ánimos estaban exaltados y lo que se ofrecía era un desfile artístico que ya estaba saturado desde las 12 del día en que empezó este "especial" de la radio.

"El chisme infame"
Acudí ante el tal Soto y el que, dejando de lado su vaso, ante la imposibilidad del operador Calderón que estaba bebido, ordenó al técnico Fortunato Vega que me apoyara en el programa. Al empezar, retrasado diez minutos que son oro en la radio, comenté risueñamente que había algarabía y festejo en la emisora por el Día de la Canción Criolla. Vega, abandonó el control y acudió al "gerentito" que, bebido y envalentonado, me exigió diera satisfacciones al aire porque había ofendido su imagen y a la radio.

Quedé sorprendido por su queja y orden y no podía ser de otra manera. Le había hecho caso a un obtuso y "sobón" trabajador que mintió y exageró sin ningún criterio. ¿Cómo satisfacer a un "ejecutivo" embriagado? Realicé el programa con una indignación tremenda y más que nada, por la falta de solidaridad de mis colegas. Creo que estaban felices de lo que nos sucedía. Alguna vez les comenté que ¿se creían dueños de la radio? En ese ingrato instante y al finalizar, opté por despedirme y agradecer la inmensa sintonía.

"El gerentito".
Fueron tres años de entrega total con Juán Felipe Montoya y José Ugaz, sin percibir un solo centavo, pero felices de haber logrado algo trascendental a favor de la Tercera Edad. Me despedí al aire y quizá cansado de tanta entrega personal sin ningún beneficio. Solo me detenía a continuar, el ayudar a mis dos viejos colegas para que siguieran entreteniéndose en su etapa de jubilados. Por supuesto que el público era  lo principal. Así me retiré, apesadumbrado por la miseria que reinaba en la Emisora del Estado Peruano.

Termino la historia contándoles que, al llegar a casa el "gerente interino don Soto", por teléfono, sentenciaba que había ordenado el cese de la audición. Mi esposa quedó sorprendida y en especial mi querida suegra Zoilita, que era la mas fiel oyente y festejaba nuestras ocurrencias con ansias de vivir. ¡Increíble! Trabajaste gratis como músico y locutor durante tres años y no hubo alguien que nos lo agradeciera. Fue todo al revés y resultado de entregar la gerencia a un incompetente. Ya pasó, pero era necesario confesarlo. Gracias. 
    

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